En Jericó no te gusta mi nombre,
en Serbia te gusta platicar conmigo,
en el Sena y Camberra
me llamas de cualquier forma obscena.
Apuesto te gustaría tener sexo,
en serio debería combinar mi nombre.
Voltea el plato,
quiero imaginarte de otro modo,
ser de neón y brillar en la noche
y que mi pene alumbre tu vagina.
Nada te gusta mucho más que Degas,
excepto mi nombre.
Cambiate hoy y llámame Barrabás,
torname camaleón y sigueme llamando
sujeto para no gastar mi nombre... pero
antes llámame Barrabás.
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