Sabía yo que el sueño estaba lejano si bien el insomnio había terminado.
Bastaban para recordar un cuerpo colores: verde y morado; lineas expresivas, trazos libres.
Un cuerpo se movía diferente al que pintaste, basilaba con un short rojo puesto.
Un amanecer distinto al medio día, y sabía que era así porque al verlo desde la azotea no estaba "solo".
Y tu... saber que amanecía a deshoras hacia que tal vez algo vibrara extrañamente, los planes sabían a nuevos.
Un pingüinito asentía diligente.
El sueño no es tan lejano y así va: creciendo.
Como una especie de recuerdo hay alguien que te quiere ver sin tal vez decir nada algo, tan solo para saber que estas bien. Podrás imaginar ya su sonrisa al saber que "ya lo sé, ya lo sé" que todo está en orden.
Tengamos hoy una caminata y un momento hablando bajo y riendo solos.
